Al ver todo esto desde las alturas de los planetas celestiales, Brahma reunió a todos los Devas y les dijo:
“Vishnu quiere ayudarnos. Para ello ya ha descendido a la Tierra, y deben apoyarlo en su misión. Desciendan al mundo de los hombres y encarnen allá en diferentes formas. Desde el vientre de las Apsaras, produzcan una raza de Vanaras que sean tan rápidos como el viento e invencibles en la guerra, y que sean extremadamente fuertes e inteligentes. Háganlo, por lo tanto, sin demora, por el bien de la población del universo.”
Brahma dio el ejemplo siendo el primero y fue el padre de Jambavan, el rey de los osos, nacido de un bostezo. Indra produjo a Vali, que era alto como una montaña; Vivasvan procreó a Sugriva; Brihaspati el inteligente Taraka; y Kuvera engendró a Gandhamadana. De Visvakarma nació Nala; y de Agni, Nila; de los dos Asvini Kumara, nacieron Mahinda y Dvivida; de Varuna, Sushena; y de Paijanya, Sarava. Vayu, el Deva del viento, engendró al gran devoto Hanuman. Todos los grandes Devas y sabios celestiales procrearon poderosos monos y osos, con cuerpos tan duros como diamantes y muy valientes en la guerra. Rápidamente, comenzaron a descender a la Tierra.
Cuando terminó el sacrificio de Asvamedha, todos se prepararon para regresar a sus respectivos pueblos y ciudades. Risyasringa también dejó Ayodhya, colmado de honores y riquezas.
Esta es una sección del libro “Ramayana (Tal como es)”, en Espanol.
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