Cuando Brahma estaba así desconcertado por su poder limitado y consciente de sus actividades limitadas dentro de los once sentidos, pudo darse cuenta de que él también era una creación de la energía material, como una marioneta. Así como un títere no tiene poder independiente para bailar, sino que baila según las instrucciones del titiritero, así los semidioses y entidades vivientes están todos subordinados a la Suprema Personalidad de Dios. Como se afirma en el Caitanya-Caritamrta, el único amo es Krishna, y todos los demás son Sus sirvientes. El mundo entero está bajo las olas del hechizo material y los seres flotan como pajitas en el agua. Por tanto, su lucha por la existencia continúa. Pero tan pronto uno toma conciencia de que es el sirviente eterno de la Suprema Personalidad de Dios, esta maya, o lucha ilusoria por la existencia cesa inmediatamente.
Esta es una sección del libro “Vrindavana Lila”, en Espanol.
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