E-120 rojo para comer

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The Secret to That Bright-Red Drink? Little Bugs - The New York Times

Imagen del Dactylopius coccus 

(Cochineal Bug – Cochinilla )

 

E-120 rojo para comer

Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com

Última edición: 26 junio, 2020 | Publicación: 29 octubre, 2018

 

El ácido carmínico, E-120, C.I. 75470, o Natural Red 004, es una sustancia química compleja utilizada como colorante rojo extraído de la cochinilla, Dactylopius coccus,  u otros insectos. Se utiliza como colorante en cosméticos como pintalabios, maquillaje, pintauñas, etc. y como E-120 en la industria alimenticia para dar un color rojo a los alimentos o a bebidas, chorizo, zumo de fresa, kétchup, etc.

El colectivo vegano desconoce en muchos casos que está ingiriendo insectos en productos de alimentación y de cosmética. Se considera que es el mejor colorante natural del mercado, y procede de la cochinilla.

La cochinilla es un insecto pequeño que vive como huésped de la tuna, alimentándose de la savia de la penca; que parasita en los cladodios o pencas del cacto nopal. El macho no tiene aparato bucal pero posee un par de alas que le sirven para moverse y fecundar a la hembra; éste vive tres días únicamente. Los insectos que producen esta sustancia son muy pequeños, pero son muy ricos en colorante, alcanzando las hembras adultas hasta el 21% de producto en su peso seco.

La industria y el marketing ocultan su presencia modificando el nombre como carmínácido carmínico o, simplemente, bajo el críptico E-120.

No es de extrañar que en cualquier foro, grupo de Facebook o tertulia vegana este sea un tema recurrente, porque detectar alimentos que encubran el dichoso E-120 pasa a ser uno de sus objetivos prioritarios.

Después del descubrimiento de América se consigue más fácilmente de las hembras de la cochinilla Dactylopius coccus, que vive sobre todo en plantas suculentas del tipo Opuntia y llegan a su edad adulta a los 200 días. Para la cría de este insecto se introdujeron estas plantas incluso en las Islas Canarias y en la España peninsular.

Como explica la web de Eroski Consumer, está en “jarabes, confituras, mermeladas, gominolas, pasteles industriales y medicinas; todos contienen E-120. También en conservas vegetales, helados y lácteos como los yogures de fresa o de otros frutos rojos y en productos cárnicos y en bebidas”. En esta larga lista faltan algunas bebidas energéticas, vermús y embutidos. 

¿Por qué no pueden ni verlo los vegetarianos, los veganos y muchos omnívoros? Porque se hace con unos pequeños insectos: los Dactylopius coccus, conocidos popularmente como cochinillas. Y es que aunque no se ven directamente al consumir este colorante, proceden evidentemente del mundo animal y están en muchos de los alimentos que consumimos a diario.

El colectivo vegetariano se ha movilizado en muchas ocasiones en contra de este colorante. Una de sus campañas internacionales más sonadas exigía a grandes marcas de alimentación que dejaran de utilizar cochinillas en alimentos con titulares tan potentes como “Dile a Dannon que elija bayas y otras frutas en vez insectos para sus yogures” o “Comes insectos y todavía no te habías dado cuenta“.

Puede parecer algo repugnante saber que la industria utiliza habitualmente estos insectos, pero “es una práctica ancestral y natural que se usaba hace más de 2.000 años. Los españoles la introdujeron en el siglo XVI para teñir vestidos y dar color rojo a los alimentos“, comenta Lorenzo Pérez, productor de este insecto para la industria en Las Palmas de Gran Canaria.

¿Dónde se usa la cochinilla? En prácticamente todo. Según Lorenzo Perez, la cochinilla está presente en “la industria cárnica, en los lácteos, en la cosmética de alta calidad, pinturas labiales, lacas de uñas, en las golosinas, en las bebidas alcohólicas, en la industria farmacéutica, en el textil, en las pinturas históricas y también en pinturas industriales de alta gama en edificios con diseño de lujo o históricos“.

La cochinilla vive en determinadas especies de cactus como el nopal, la chumbera o la tunera y no todas sirven para su cría. Por eso, necesitan climas cálidos como los que se dan en determinadas zonas de México, Chile, Perú y en la Unión Europea únicamente sobreviven en las islas Canarias.

Para lograr este colorante, “se cultivan durante dos años esas especies de cactus. Posteriormente, se infestan las plantas con cochinillas madres listas para criar y se introducen manualmente en unos saquitos de tela porosa. Estos saquitos los colocamos sobre plantas libres de cochinilla. A los 3 meses ya se puede proceder a la recolección de las nuevas madres que han parasitado la planta“, dice Lorenzo Pérez.

Este proceso se suele hacer con una cuchara metálica característica para dicho fin o barriendo suavemente con cepillos apropiados para desprender la cochinilla de la planta. Los siguientes pasos ya son en el laboratorio, donde se muelen, se hierven y se filtran las cochinillas para lograr el ácido carmínico: el pigmento puro. A partir de ahí, el proceso resulta más químico, puesto que se le añaden sales de aluminio y calcio, que funcionan como quelantes, para hacerlo más estable y comestible a la vez.

El aspecto de las cochinillas no es muy atractivo: tienen unas telillas que las unen entre sí y son de un tamaño muy reducido de apenas cinco milímetros. Son uno de los pocos insectos que producen ácido carmínico, que en teoría funciona a modo de protección para que otros insectos no las coman, pero que es la clave para su explotación comercial por su pigmentación.

Hacen falta 100.000 hembras para obtener un kilo de producto. Es una cantidad pequeña, pero se calcula que hay 200 millones de insectos por cada ser humano de la Tierra. Aunque muchos recelaban en su día de un informe [1] de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que promovía el consumo de insectos comestibles como solución de proteínas sostenible, la verdad es que ya estábamos comiendo insectos como la cochinilla sin saberlo.

Tú decides: Sigues comiendo cochinilla con E-120 o dejas de comer cosas rojas que no sean frutas o verduras de ese color.

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

[1] – http://www.fao.org/docrep/018/i3253e/i3253e.pdf
[2] – Artículo basado en un texto original de Gonzalo López-Huerta

 

#Vegan

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