Pero justo cuando hablaban, uno de sus generales le trajo la noticia de que el enemigo había llegado a la isla.
Ravana envió a Shuka de nuevo, esta vez acompañado por otro embajador de confianza llamado Sharana, para espiar al ejército contrario y traerles noticias más detalladas. Pero mientras intentaban espiar protegidos por la oscuridad de la noche, Vibhisana los descubrió y los capturó. Rama vio a los dos espías y sonriente les habló:
“¿Han venido a espiarnos? Podrían haber preguntado,” dijo con ironía. “Les hubiéramos mostrado todo nosotros mismos. Vengan.”
Y los llevó a un recorrido completo por su ejército. Luego los soltó. Los dos regresaron a Ravana y le dieron la descripción deseada.
“Hemos visto el poderío militar de nuestros enemigos. Lo que podemos decirte, al respecto, es solo esto: libera a Sita, por tu bien y el de toda la gente.”
Shuka y Sharana eran dos de los ministros cuya lealtad estaba fuera de toda duda. De modo que se asombró ante tales descripciones y empezó a temer que correspondieran a la verdad.
Esta es una sección del libro “El Ramayana”, en Espanol.
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