“En ese espléndido asilo donde habían pasado los últimos años, Yudhisthira llamó a todas aquellas personas a su alrededor que no habían aceptado dejarlos y que habían compartido con ellos todo tipo de sufrimientos y privaciones durante ese largo período.
‘No sé si podré demostrar mi agradecimiento por todo lo que han hecho por nosotros en los últimos años. Tampoco estoy seguro de que esta sea la mejor forma de hacerlo. Su compañía ha sido de gran alivio: si no hubiera sido así este injusto exilio habría pesado mucho más. Su ayuda práctica y sus discursos sobre los fundamentos de la sabiduría eterna que solo unos pocos atesoramos ha hecho parecer que estos doce años han pasado en un instante.
Ahora mi corazón llora al tener que decirles que tendremos que separarnos forzosamente, ya que, si nos mantenemos juntos durante este año, el vil Duryodhana nos descubriría fácilmente. Pero será tan sólo un año, después del cual nos encontraremos para no volver a separarnos. Todavía no sabemos a dónde iremos; sin embargo, aunque lo supiéramos preferiríamos no decirlo, de modo que no se corra el riesgo de revelarse inadvertidamente el secreto en lo que a ustedes se refieren.
Hay muchos lugares donde ustedes podrán ir y serán bienvenidos. Son libres de elegir en la forma que mejor les agrade.’
En los días que siguieron, casi todos estos queridos amigos partieron y se quedó solo Dhaumya. Con él, los Pandavas discutieron sobre cuál sería el mejor lugar donde ir. Por supuesto que hubieran preferido Dvaraka, o Panchala o el reino Drupada. Pero sería demasiado arriesgado. Esos serían los primeros lugares donde los expertos espías de Duryodhana irían en busca de ellos. Así que después que todos dieron su opinión, fue elegido el territorio de Matsya, el reino de Virata. Quedaba sólo decidir cuál era la mejor manera de presentarse sin despertar sospechas.
‘Yo voy a decir que soy un Brahmana llamado Kanka’, dijo Yudhisthira, ‘y que le haré compañía al Rey, discutiendo las reglas sutiles de la moral y le ensenaré a jugar a los dados.’
‘Yo diré que me llamo Valala’, dijo Bhima. ‘Voy a trabajar como cocinero y en ocasiones les daré una muestra de mi fuerza en la arena de Virata.’
‘Gracias a la maldición de Urvashi’, Arjuna dijo luego, ‘me hare pasar por un eunuco y viviré en los apartamentos de las mujeres. Mi nombre será Brihannala y les enseñaré las artes del canto y la danza.’
‘Yo voy a hacer buen uso de mis conocimientos acerca de los caballos’, dijo Nakula, ‘y estaré al cuidado de los establos del Rey. Voy a llamarme Damagranthi.’
‘Yo me encargare de sus rebaños’, dijo Sahadeva, ‘y diré que me llamo Tantripala.’
Esta es una sección del libro “Mahabharata, vol. 1”, en Espanol.
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