“El Brahmana que había sido enviado por Drupada como embajador regresó a Hastinapura sin obtener resultados positivos. Duryodhana era muy arrogante y amenazador en sus respuestas y la última oportunidad para evitar la guerra fue desapareciendo gradualmente.
Mientras tanto, Bhishma, hablando con Dhritarastra, había dejado claro que en un enfrentamiento armado sus hijos no sobrevivirían, y éstos, por miedo a la muerte, habían decidido enviar a Sanjaya a Upaplavya con un mensaje.
El discípulo de Vyasa fue recibido por todos con gran respeto; entonces, con el corazón avergonzado por lo que tenía que decir, reportó el mensaje del cual era portador.
‘Dhritarastra me envía a decirles esto: Dice que es extraño que ustedes, tan virtuosos y rectos, se estén preparando para una guerra contra sus propios parientes. ¿Por qué hacen esto? Han perdido su reino en un juego honesto que han aceptado libremente porque fueron sancionados según la costumbre Kshatriya. ¿Y ahora que pretenden?’
Debido a que el mensaje continuó en el mismo tono, mientras Sanjaya hablaba comenzaron a levantarse fuertes murmullos de indignación. Yudhisthira estaba estupefacto por aquellas palabras; Bhima estaba furioso y Satyaki temblaba de impaciencia por conseguir con sus propias manos los hijos del autor de aquel siniestro mensaje. Pero a pesar de aquella grandísima provocación, Yudhisthira, el puro de corazón, todavía se sentía inclinado a la paz.
‘Nuestro querido Sanjaya’, dijo, ‘volved a Hastinapura, y decid estas palabras a mi querido tío:
‘Si me es restituida Indra-prastha, olvidaré vuestros malvados planes e insultos, y retiraré los ejércitos. Si no haces lo que habría de evitar la guerra, las armas decidirán quién tiene la razón. No hay otro modo.’
Aquel mismo día Sanjaya partió de nuevo.
Estaba claro que la paz era prácticamente imposible, pero Krishna, queriendo buscar nuevamente una solución decidió ir personalmente a Hastinapura para hablar con el Kurava.”
Esta es una sección del libro “Mahabharata, vol. 1”, en Espanol.
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¡Jaya Sri Krishna!