“La noticia del evento impresionó a la corte de los Kuravas.
Todos estaban asombrados por la narración de la hazaña de Arjuna en la batalla en contra de los Gandharvas. Especialmente Bhishma, no perdió la ocasión para de nuevo reprender y advertir al nieto. Pero esta vez, Duryodhana, quien no deseaba escuchar discursos moralistas, terminó insultando al hijo de Ganga, quien salió de la sala disgustado.
Karna, entretanto, reflexionaba sobre la derrota, que, sin duda, había sembrado una sensación general de desesperanza y un indicio de una falta de confianza en sus capacidades. Arjuna había tenido un victorioso éxito donde él había fracasado. Esto fue sin duda un punto en contra de él, sobre todo si se tiene en cuenta que la esperanza de Duryodhana estaba toda colocada sobre él. En ese momento pensó que tenía que hacer algo.
Finalmente, después de tantas dudas, llegó a una solución.
‘Mi amigo, yo tengo una idea que creo te va a gustar’, dijo luego a Duryodhana. ‘En este momento de desánimo, ¿no sería lo mejor hacer celebrar una Rajasuya para reafirmar tu supremacía? Yo mismo podría viajar a través de Bharata-varsha y reportaría las mismas victorias de los cuatro Pandavas. Voy a seguir sus pasos y venceré hasta a los mismos Reyes para que se pueda decir que sólo Karna tiene el mismo poder que todos los Pandavas juntos.’
Y así, con la aprobación de los ancianos Kuravas, el valiente hijo de Surya viajó durante mucho tiempo. Habiendo logrado grandes triunfos regresó a Hastinapura trayendo consigo riquezas incalculables y la promesa de fidelidad por parte de todos los gobernantes del mundo.
En ese momento se podía celebrar el Rajasuya.
Tan pronto como se completaron los preparativos, Duryodhana convocó a todos a su sacrificio, sin olvidarse, con un increíble sadismo, de invitar también a los Pandavas.
‘Sí, vamos a llegar, y pronto’, dijo Bhima apretando los dientes, ‘pero no a este sacrificio, sino a otro: a aquel en el que se van a sacrificar a todos los hijos de Dhritarastra junto con Karna, Sakuni y a los que vayan a ser tan locos como para ponerse en contra de nosotros. Regresen adonde su Rey y reporten lo que he dicho.’
El Rajasuya de Duryodhana fue grandioso, pero en opinión de muchos, ni remotamente pudo ser comparado al de Yudhisthira. Sin embargo, al final del sacrificio estos se sentían radiantes.
‘Oh, Rey y amigo mío’, dijo Karna durante el transcurso de la ceremonia, ‘¿será que no seré realmente recibido en tu corazón hasta que mate a Arjuna? Juro que hasta ese momento no me lavaré los pies ni comeré más un suntuoso banquete.’
Después de este voto a Duryodhana, quien había colocado infinita confianza en su amigo más querido, consideró a los Pandavas ya muertos.”
Esta es una sección del libro “Maha-bharata, Vol 1 de 2”, en Espanol.
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