Sin embargo, se sabe mucho sobre la construcción del templo de Radha-Damodara. La tierra donde se encuentra hoy el majestuoso edificio fue comprada por un rico sirviente de Akbar, llamado Alisa Chaudhari, quien había sido dejado allí por el emperador con la tarea específica de ayudar a Jiva Gosvami en la difusión del vaisnavismo.
Tan pronto como se compró la tierra, instaló y comenzó a servir fielmente a un par de deidades de Radha y Krishna que Rupa Gosvami le había dado. Antes incluso de que erigieran el templo, Sri Jiva hizo construir una gran biblioteca (grantha-bandhara) donde se guardarían las escrituras sagradas. En su testamento (Sankalpa-patra) hay una referencia particular sobre la conservación de los libros, a la que atribuyó una importancia excepcional.
En el edificio del Templo Radha-Damodara, unos siglos más tarde, nuestro venerado Srila Prabhupada, Bhaktivedanta Svami, se hospedó en dos habitaciones ubicadas en el claustro del templo. Allí, mientras desde la ventana de su habitación podía ver los samadhis de Srila Rupa Gosvami y de Sri Jiva Gosvami, escribió los primeros tres volúmenes del Srimad-Bhagavatam que hoy son nuestro tesoro más preciado. Desde esa habitación comenzó el movimiento de conciencia de Krishna, hoy conocido en todo el mundo. Los seis Gosvamis se reunían allí a menudo.
Esta es una sección del libro “Tattva Sandarbha”, en Espanol.
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