La muy querida hermana de Hiranyakasipu, Holika, se le acercó y le dijo:
“Mi querido hermano, ¿por qué estás tan ansioso y preocupado? ¿Puedo ayudarte?”
Él respondió,
“Nadie en este mundo puede ayudarme.”
Holika entonces dijo,
“Yo puedo ayudarte. ¿Qué es lo que quieres?”
Él le dijo,
“Quiero que maten a mi hijo.”
Ella contestó,
“Puedo hacer eso muy fácilmente. Realicé severas austeridades y recibí la bendición de que el fuego no puede quemarme. Ahora tengo este poder, así que voy a llevar a ese chico a una hoguera y él se quemará muy fácilmente”
Hiranyakasipu comenzó a reírse y dijo,
“Oh hermana, me has salvado.”
Holika respondió,
“Sí. Mañana, debes preparar una pila de madera seca. Entonces tomaré a ese chico en mi regazo y me sentaré en la pila de madera. Deben verter ghi y aceite sobre la madera y al momento el fuego estará tan alto que en un minuto será quemado. Entonces saldré de las llamas.
A la mañana siguiente, se trajo un montón muy grande de madera seca y vertieron abundante ghee sobre la pila. Holika tomó a Prahlada y le dijo,
“Mi querido sobrino, sobrino, sobrino; por favor, ven y siéntate en mi regazo. Te daré a beber mucha leche.”
Luego se sentó cómodamente en medio de la madera seca y tomó a Prahlada Maharaja en su regazo. Al momento se inició un incendio alrededor, y rápidamente las llamas crearon un fuerte sonido y comenzaron a tocar el cielo.
Todos los espectadores observaron como Holika y Prahlada estaban cubiertos por el fuego, y consideraron que ambos debían haber sido quemados hasta morir. Hiranyakasipu estaba bastante satisfecho, pensando que su hermana vendría a él riendo, y que Prahlada estaría acabado.
Sin embargo, muy pronto todos los presentes vieron a Prahlada Maharaja salir del fuego. Holika, por otro lado, fue quemada en cenizas, para nunca volver.
Hiranyakasipu le preguntó a Prahlada,
“¿Cómo te salvaste?”
Prahlada respondió,
“Cuando estaba sentado allí, vi a mi tía arder en un momento. Al mismo tiempo, alguien vino a mí y me arropó con una cubierta que parecía de hielo. Me salvé fácilmente, pero estaba tan preocupado por mi tía muerta”.
La furia de Hiranyakasipu se elevó.
[1] Srimad-Bhagavatam 7.5.32
[2] Srimad-Bhagavatam, 7.5.30
Esta es una sección del libro “Brillante Como el Sol”, en Espanol.
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