“Apenas Duryodhana salió de su dormitorio, Krishna observó a Arjuna con asombro y le preguntó:
‘¿Qué sentido tiene esto, amigo mío? Me has elegido a mí sabiendo que no voy a manejar las armas en lugar haber elegido un ejército casi invencible. ¿No crees que has cometido un error?’
‘No lo creo en absoluto’, replicó Arjuna con una amplia sonrisa, ‘porque conozco la naturaleza trascendental de Tu actividad y por lo tanto sé lo que significa haberte escogido a Ti.
Pero en la guerra que se avecina me gustaría que asumieras un rol especial, para satisfacer un deseo que siempre he tenido y que espero se cumpla.’
‘Dime qué cosa puedo hacer’, le dijo Krishna.
‘Siempre he soñado descender al campo de batalla contigo a la guía de mi carro de guerra’, contestó Arjuna. ‘La guerra se avecina y difícilmente podrá evitarse. Si tú me conduces entre las filas enemigas, considero que esta guerra ya está ganada.’
En ese momento entró Satyaki con la noticia de que Kritavarma iba a luchar contra ellos.
Los días que pasaron hicieron cada vez más clara una cosa: que la guerra causaría una espantosa carnicería entre amigos y familiares, razón por lo que había que hacer todo lo posible para evitarla.
Los tres partieron de vuelta a Upaplavya.”
Esta es una sección del libro “Mahabharata, vol. 1”, en Espanol.
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