En sus vagabundeos, un día Kusha y Lava llegaron a Ayodhya y comenzaron a cantar el Ramayana en las calles de la fabulosa ciudad. Tan pronto como el rey Rama se enteró de que los dos cantantes habían llegado a su capital, quiso verlos, sin saber que eran sus propios hijos. Los convocó a la arena donde estaba realizando un gran sacrificio y cuando los dos jóvenes entraron, admiró su gracia y nobleza de porte.
“Su fama y la historia que cuentan,” les dijo Rama, “han llegado a mi conocimiento. Todo el mundo habla de ello con gran entusiasmo. Me han dicho que el compositor es el venerable Valmiki Muni, uno de los eruditos más grandes y honrados que existen. ¿Pueden entender mi curiosidad? Por favor, recítenlo aquí frente a mí; canten la historia de la que yo mismo fui protagonista.”
Y así, Kusha y Lava comenzaron a cantar el gran poema, el Ramayana.
Esta es una sección del libro “Ramayana Tal Como Es”, en Espanol.
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