La noticia de que los hijos de Pandu estaban vivos y que el Brahmana que había ganado a Draupadi no era otro que Arjuna se extendió rápidamente.
En Hastinapura hubo momentos de verdadero pánico; Duryodhana, aterrado, inmediatamente comenzó a hacer planes para destruirlos, pero esta vez Vidura, Bhishma y Drona no sólo lo desenmascararon públicamente junto a sus amigos, sino que también lograron dar argumentos sólidos para convencer a Dhritarastra para que hiciera las paces con quienes, después de todo, eran los hijos de su hermano menor, a quien tanto había amado.
Sin embargo, Duryodhana fue muy claro en precisar que entre ellos nunca podrían tener una relación de hermandad o amistad. Así que el problema era poderlos complacer a ambos y esto no iba a ser fácil.
A continuación, Dhritarastra convocó un concejo general para intentar buscar una solución a una crisis que podría volverse muy grave. Todos los personajes más importantes y respetados de la corte Kurava participaron y expusieron sus opiniones.
Duryodhana comenzó el simposio argumentando:
‘Los Pandavas son nuestros enemigos, siempre lo han sido y ahora que han encontrado aliados como los Panchala, se desquitarán de nosotros e intentarán destruirnos.
Tenemos que entender que ellos constituyen una amenaza continua, por lo cual debemos utilizar todas las armas a nuestra disposición con el fin de hacerlos más débiles.
Propongo corromper a sus aliados e intentar sembrar la discordia entre los propios Pandavas; sólo entonces los tendremos en el puño.’
Karna contestó:
‘Estoy de acuerdo con Duryodhana cuando dice que los Pandavas son nuestros enemigos declarados y que deben ser combatidos, pero no estoy de acuerdo con los métodos que él sugiere.
Un guerrero verdaderamente valiente no necesita ninguna corrupción ni sembrar discordia entre sus enemigos, además de que nosotros somos más fuertes militarmente.
Por lo cual, portémonos como valientes; bajemos al campo de batalla y vamos a destruirlos. Sólo de esta manera nuestro nombre no quedará manchado por la infamia en los siglos venideros.’
Bhishma, Vidura y Drona dijeron:
‘Estás equivocado cuando afirmas que los hijos de Pandu son nuestros enemigos, ya que ellos son parte de nuestra misma familia.
Es cierto que ellos saben que más de una vez ustedes han atentado contra su vida, pero también es cierto que ellos son muy virtuosos, y si empezamos a actuar de forma justa con el fin de no derramar sangre fraterna, ellos están dispuestos a olvidar los males infligidos. Tenemos que hacer las paces y devolverles lo que por derecho les corresponde.’
Asvatthama aludió:
‘Los Pandavas están entre los amigos más queridos, y por lo tanto no comparto las intenciones bélicas de Duryodhana y Karna. No nos olvidemos de la lealtad y la justicia, valores sobre los que se apoya nuestra vida. No desciendan al nivel más bajo; recordemos los principios de la verdad.’
Así fue como Bhishma, Drona, Vidura y Asvatthama, todos los monarcas y los sabios justos y virtuosos se pronunciaron en contra de las viles intenciones del malvado príncipe. Duryodhana entendió que solo estaba apoyado por Karna, por Sakuni y por sus hermanos; en realidad tampoco estos últimos estaba verdaderamente de acuerdo con él, pero le daban la razón por el afecto que le tenían. Duryodhana estaba solo.
‘No importa lo que se decida aquí’, le dijo en voz baja a Karna. ‘En caso de guerra, todo el mundo se verá obligado a luchar por mí, incluso si no les fuera a gustar.’
Al final, Dhritarastra quedó convencido y dijo:
‘Después de haberles escuchado a todos ustedes, creo que hacer las paces con los Pandavas es la mejor y la más justa solución. Vidura mismo irá a Panchala para hablar con nuestros sobrinos e invitarles a que vengan aquí, a Hastinapura, para tener una conversación clarificadora.’
Duryodhana no contestó, se dio cuenta en ese momento de que para él era más conveniente esconder sus intenciones bélicas; incluso si se viera obligado a una tregua, pensó que, en tiempos de paz encontraría una manera de destruirlos sin correr riesgos.
Vidura partió el mismo día y fue recibido por todos con gran afecto y respeto. Al llegar se encontró con los ejércitos Vrishni y Panchala en un estado de alerta, listos para iniciar una guerra en unos pocos días. Tambien Krishna estaba allí, con todos sus familiares.
‘Traigo un mensaje de su tío Dhritarastra’, dijo el sabio Vidura después de los saludos. ‘Él me pidió que les dijera:
«Me alegro de que todavía estén vivos, pero he sabido de sus deseos de venganza, tanto que hasta desean luchar contra nosotros. Estoy sorprendido. ¿Cómo pueden hombres justos como ustedes llegar a una determinación similar? Vengan a Hastinapura y tratemos de resolver los problemas que han surgido entre ustedes y mi hijo Duryodhana».
Ese mensaje enfureció a los Pandavas; ahora el tío hablaba de paz, pero nunca había hecho nada para evitar que su hijo atentara contra sus vidas ni para contener su odio. Y ahora que ellos habían logrado tener aliados fuertes hablaba de paz, esperando una solución pacífica. No obstante, Yudhisthira no quería derramamiento de sangre innecesario, por lo cual decidió aceptar la invitación.
Pocos días después los Pandavas partieron en dirección de Hastinapura.
Los Kurus fueron recibidos en la antigua capital con honores y con gran afecto. Por encima de todo, los Pandavas apreciaron las expresiones de simpatía de parte del pueblo que todavía los amaba incondicionalmente y que nunca habían aceptado los sentimientos y las viles estrategias de Duryodhana.”
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