La historia de Amba

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“Cuando Vicitravirya se aprestaba a cumplir la mayoría de edad,” continuó Vaishampayana, “Bhishma y Satyavati comenzaron a pensar en su eventual matrimonio.

Siendo que las tres hermosas y virtuosas princesas de Kashi, Amba, Ambika y Ambalika, habían alcanzado la edad adecuada para el matrimonio y que el Rey, su padre, iba a examinar las propuestas formuladas por numerosos príncipes contendientes. En aquel tiempo las princesas solían elegir a sus cónyuges entre los más valientes, y con este fin se organizaban unos torneos llamados svayamvara.

Después de haber discutido ampliamente con Satyavati, Bhishma decidió ir a Kashi en sustitución de Vicitravirya para conquistar a las princesas.

Cuando Bhishma entró en la arena de la capital de Kashi, el torneo estaba a punto de comenzar. Ante la comparsa del famoso guerrero se levantó un robusto murmullo de sorpresa.

‘¿Será que el hijo de Ganga ha sido cautivado por la belleza de las tres jovenzuelas y decidió abandonar su voto de celibato? No vemos ninguna otra razón por la que esté aquí hoy’, comentaron algunos.

‘No hay otra explicación para esta precipitada llegada que no había sido anunciada en este torneo. Por su dominio en el uso de las armas, sin duda obtendrá la victoria, dijo alguien.’

Pero otros parecieron intuir la verdad.

‘No, no lo creemos. Bhishma nunca traicionaría el voto hecho. Más bien, él querrá obtener las princesas para el joven Vicitravirya, todavía demasiado débil y sin experiencia para esperar una victoria contra caballeros tan valientes.’

Lo que era seguro era que la llegada del guerrero de origen divino había causado cierta sorpresa.

Kashiraja le ofreció respetuosos saludos, dándole la oportunidad de explicarle a todos la razón de su presencia. Escuchando sus verdaderas razones, los pretendientes se sintieron muy molestos al ver desaparecer toda probabilidad de poder conquistar a las hermosas princesas. La ira se apoderó de muchos de ellos, quienes se alinearon en contra de Bhishma, el cual no se sintió en absoluto intimidado. Honrando su reputación de luchador invencible, se enfrentó él solo a cientos de oponentes.

Después de derrotar a todos los príncipes presentes, se aprestó a conducir a las princesas hacia su carruaje de guerra y se las llevó con él.

Cuando el carruaje aceleró hacia Hastinapura, Amba, la hija mayor, le imploró a Bhishma que la dejara porque amaba a un príncipe llamado Shalva. Mientras escuchaba a la joven, Bhishma vio en la distancia el carro de Shalva acercarse a galope. A continuación, se detuvo decidido a luchar contra todo aquel que se atreviera a desafiarlo. Ya sin escuchar las súplicas de Amba, Bhishma luchó y derrotó al valiente príncipe, a quien, sin embargo, dejo con vida.

 

Llegaron a Hastinapura.

Cuando estaba en frente de Vicitravirya, Amba dijo:

‘Cuando me llevaron, le imploré a Bhishma que no me trajera aquí porque nunca podre amar a otro hombre que no sea el príncipe Shalva. Por lo tanto, te pido que me dejes libre.’

‘Querida joven’, dijo el gentil Vicitravirya, ‘si tu corazón pertenece a otra persona y deseas vivir con él y no conmigo, eres libre de irte. Yo nunca estaría con una mujer que no me quisiera.’

Amba le dio las gracias de corazón y, escoltada por los soldados Kuravas, se fue a donde Shalva.

‘Durante mucho tiempo,’ le dijo a Shalva tan pronto como llegó, ‘hemos querido vivir juntos y amarnos, y cuando Bhishma, en el svayamvara me llevó y me arrastró a su carro había perdido la esperanza. Pero Vicitravirya me ha dejado libre. Ahora podemos casarnos.’

‘Querida Amba,’ dijo Shalva, ‘tú sabes cuánto te he amado y te puedes imaginar lo mucho que me cuesta decir ahora estas palabras, pero no me casaría con una mujer que me ha visto quedar derrotado y humillado en un combate, a pesar de que haber sido vencido por Bhishma no es un deshonor. Lo siento, pero no puedo aceptarte.’

Amba trató de convencerlo con cada argumento, pero no pudo.

Así, abandonada por el hombre que amaba, ella regresó a donde Vicitravirya, pidiéndole su protección, pero él se negó.

‘No puedo casarme con una mujer cuyo corazón pertenece a otro’, le dijo.

Amba estaba desesperada. ¿Qué podía hacer ahora? ¿A quién podía acudir? Los sueños de una joven normal de su edad de tener una familia, un hogar e hijos, habían sido destruidos. En aquellos tiempos, de hecho, nadie se habría casado con una mujer a la que le hubiera ocurrido una historia de tal género. Finalmente le vino a su mente la persona que había causado su desgracia. Se fue a ver a Bhishma.

‘Cuando me agarraste por el brazo’, le dijo la joven, ‘y me obligaste a subir al carro, te rogué que me pusieras en libertad, te dije de mi amor por Shalva y el hecho de que yo no quería casarme con ninguna otra persona, más tú, en el calor de la situación no me escuchaste, y por ello has arruinado mi vida.

¿Qué será de mí ahora? Nadie podrá borrar el error cometido. Tu deber ahora es reparar el daño; debes aceptarme como esposa y darme lo que se les da a todas las jóvenes de mi edad.’

‘Tú sabes de mi voto de celibato’, dijo Bhishma con rigidez. ‘No puedo casarme contigo. Lamento todo lo que ha sucedido; no fue mi intención hacerte daño. En el fragor de la batalla no escuché tus palabras, de lo contrario habría tomado distancia junto con tus hermanas. Perdóname, pero yo no sé cómo remediar el error cometido. No puedo casarme contigo. Nunca podre romper un voto que he hecho con tanta solemnidad.’

Amba se enfureció. Ella le rogó, le amenazó, pero no había nada que hacer: Bhishma estaba firme en su decisión, por lo que la desafortunada princesa salió de la habitación profiriendo amenazas contra él.

 

Amba comenzó a viajar pidiéndole justicia a los Reyes más famosos y poderosos de la época para que desafiaran y dieran muerte a Bhishma por ella, pero no pudo encontrar a nadie que se enfrentara al invencible hijo de Ganga. Sólo Parasurama intentó consolarla e incluso se enfrentó con Bhishma, pero finalmente tuvo que renunciar a este propósito: Bhishma era demasiado fuerte.

La derrota de Parashurama fue una terrible decepción para Amba. Incluso éste no había podido darle la única cosa que ahora quería de la vida, la cual para ella era un infierno. No sólo nadie había querido darle una familia, sino que además nadie quería o podía conseguir su venganza. Decidió, así, ir a refugiarse en el bosque y convertirse en una asceta.

 

Durante muchos años se enfrentó a severas austeridades para propiciar al dios Subhramanya, quien finalmente se le apareció dándole una guirnalda.

‘Mi desafortunada joven, toma esta corona de flores; quien la use se convertirá en el enemigo jurado de Bhishma.’

Entonces, Amba comenzó a viajar por los numerosos reinos, pero lo mismo se repitió; a pesar del origen divino de la guirnalda, nadie quiso usarla. Desesperada y ya privada de toda esperanza, Amba la colgó de un clavo fuera de la puerta de la capital del Rey Drupada.

Luego volvió a entrar en el bosque y se inmoló en un gran fuego.

Amba entonces renació como Shikhandi, la hija de Maharaja Drupada: esta se convertiría en la enemiga jurada de Bhishma y habría contribuido en gran medida a su muerte.”

 

Esta es una sección del libro “Maha-bharata Vol. 1″, en Espanol.

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