La historia de Jarasandha
“Durante uno de los días felices en los que se desarrollaba el festival de inauguración, llegó a Indra-prastha el sabio Narada, quien fue llevado a visitar el Sabha. Él también quedó entusiasmado con la opulencia y la belleza que impregnaba cada rincón de la estructura.
‘He visitado todos los Sabha del universo’, dijo, ‘y les puedo asegurar que este es el más bello, más aún que los de Brahma, Kuvera, Yama, Surya e Indra.’
Narada describió los cinco Sabhas y otra vez elogió vivazmente el de los Pandavas, mientras les contaba historias de valor y de rectitud relacionadas a sus antepasados.
Luego dijo:
‘No he venido aquí sólo para admirar su gloria, sino también para traer un mensaje para ustedes.
Recientemente me encontré con su padre Pandu en los planetas celestiales. Él está muy feliz con lo que están haciendo, pero quiere de ustedes algo más:
«Diles a mis hijos que me gustaría que hagan aquel grande y famoso sacrificio llamado Rajasuya, el cual le da a cada Kshatriya grandes méritos y fortuna.
Si lo hacen, continuó diciendo, Pandu ganará un gran prestigio en el planeta en el que vive».
A partir de ese día, Yudhistira y sus hermanos no podían pensar o hablar de otra cosa. El sacrificio además daría al hermano mayor el título de emperador. Era un deseo expresado directamente por su padre, por lo que tenían que hacerlo, pero, se preguntaban si estarían calificados para ello.
Al fin, decidieron llamar a un concilio a las personas más respetadas entre sus aliados, amigos, familiares y todos aquellos que tuvieran en el corazón su bienestar. Para esa ocasión, también llegó Krishna, acompañado por Satyaki y otros Vrishnis.
La discusión en ese cónclave de santos Brahmanas y de monarcas virtuosos, continuó durante algún tiempo. Al fin, se decidió que definitivamente Yudhisthira podía aspirar a lo que se consideraba la meta deseada.
Pero Krishna le expuso a Yudhisthira una objeción.
‘Para llevar a cabo este sacrificio’, dijo, ‘hay que resolver primero un problema grave. Tú conoces al Rey Jarasandha y sabes cuánto puede ser tu archienemigo.
Él será uno de los que nunca aceptará tu Rajasuya, por lo que seguramente moverá su ejército y el de sus aliados en tu contra.
Debes matarlo. Hay que reconocer que posee un poder físico sin igual y en la batalla podría derrotarte. Es mejor enfrentarlo a él solo, sin la ayuda de sus soldados, después de lo cual podrás ejecutar el sacrificio.’
‘Jarasandha es un luchador formidable’, replicó Bhima, ‘y su fuerza es comparable a la de muchos elefantes unidos entre sí, por lo que es un oponente temible. Sin embargo, se debe tener en cuenta que es malvado, y por lo tanto no es bendecido por la virtud de los Devas. Lo voy a desafiar en un duelo y lo voy a matar. No dudes de mí.’
Krishna reflexionó durante unos minutos, y luego volvió a hablar:
‘No hay duda de que Bhima es capaz de matar al Rey de Magadha, pero la cuestión es que tiene que ser enfrentado sin ser subestimado, o podría ser peligroso. Es importante para todos ustedes que conozcan su historia:
No hace mucho tiempo atrás, el Rey de Magadha era el valeroso Brihadratha, quien había recibido la bendición de tener todas las cosas que en este mundo son deseables.
Su vida era feliz, su reino próspero, y la gente estaba contenta, pero a pesar de todo esto, no estaba privado de problemas, de hecho, había uno que lo atormentaba en particular: ninguna de sus dos esposas le había dado hijos.
En el reino vivía un sabio llamado Chandra Kausika, el cual cuando supo del problema, fue a ver al Rey con la intención de ofrecerle una solución. Le dijo:
«Toma esta fruta. Si se la das a comer a tu esposa ella te dará un hijo.»
El Rey, que tenía un estado de ánimo justo y estaba igualmente aficionado a sus dos esposas, no queriendo que ninguna de las dos se sintiera ofendida, dividió la fruta por la mitad. Entonces él le entregó un pedazo a cada una.
Los meses pasaron, y cada una de las reinas dio a luz a un bebé abortado que estaba cortado verticalmente por la mitad, de la misma manera en la que el Rey había dividido la fruta. Creyendo que estaban sin vida, Brihadratha solicitó que los desecharan.
Aquel mismo día, una Rakshasi de nombre Jara, quien vivía del consumo de carne y de sangre humana, y que pasaba por las proximidades de los jardines reales, encontró los niños abortados y se los llevó con ella, convencida de que había conseguido la comida del día.
Pero cuando llegó a la cueva donde vivía, y casualmente acercó las dos partes de los niños, éstas, como por arte de magia, se reunieron dando lugar a un niño normal que de inmediato comenzó a llorar de hambre.
Entonces la bruja, esperando ser generosamente recompensada, regresó el hijo del Rey a la corte. Por Jara haberlo unido, el niño fue llamado Jarasandha.
Desde niño, continuó Krishna, siempre ha sido un gran devoto de Shiva. Fue sometido a duras austeridades y sacrificios sin precedentes, por lo que Mahadeva, como recompensa, le otorgó una fuerza sobrehumana.
A través de los años ha desarrollado un profundo odio hacia mí y hacia todos los Vrishnis, y me ha declarado la guerra diecisiete veces.
Por supuesto que nunca llegó a derrotarme, pero, sin embargo, me vi obligado a salir de Mathura y fundar mi reino en Dvaraka, donde me es más fácil defenderme. Ahora, Jarasandha se casó con la hermana de Duryodhana y él se ha convertido en su fiel amigo y aliado, así es que desde ese día el odio que tiene hacia mí se ha extendido también a ustedes.
Tengan la seguridad, queridos amigos, de que mientras Jarasandha viva nunca aceptará sin luchar el nombramiento de Yudhisthira como emperador. Él nos odia a todos, y de hecho es un temible enemigo, quien unido a Karna y a Duryodhana puede ser muy peligroso.
Vamos a matarlo, después de lo cual Yudhisthira podrá ejecutar sin preocupación alguna el mejor de los yajnas, conocido como Rajasuya.’
La discusión duró mucho tiempo y, finalmente, Krishna, Bhima y Arjuna decidieron ir a Magadha disfrazados de Brahmanas.
Presentándose en presencia de Jarasandha, pidieron hablar con él.
‘¿Qué quieren de mí?’ preguntó el Rey. ‘Sepan que, hasta ahora, todo lo que me ha pedido un Brahmana siempre he encontrado la manera de contentarlo.
‘Nosotros no somos Brahmanas, sino Kshatriyas; somos tus enemigos. Soy Krishna, y estos dos son Bhima y Arjuna. Debido a que te has comprometido a satisfacernos en cualquier solicitud, acepta un reto. Elije a uno de nosotros y pelea.’
Jarasandha se rió en voz alta.
‘¿Quieres luchar en mi contra? Lo acepto, de la forma en que deseen. Contigo, Krishna, no lucharé porque tu nacimiento no es lo suficientemente noble, ni contigo, Arjuna, porque eres joven y definitivamente menos fuerte que yo. Pero contra Bhima sí, voy a luchar contra él, porque sé que es lo suficientemente fuerte.’
El duelo entre los dos duró varios días y sólo después de un gran esfuerzo y ansiedad Bhima pudo matar a Jarasandha, quien logró dividir su cuerpo en el punto donde fue reunido por Jara.
Habiendo sido eliminado uno de sus enemigos más temibles, Yudhisthira estaba libre para celebrar sin temor el prestigioso Rajasuya-yajna.”
Esta es una sección del libro “Maha-bharata Vol. 1”, en Espanol.
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