La llegada de Astika

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La llegada de Astika

“Astika, joven Brahmana de mente controlada y de rostro sereno, llegó el mismo día en que Takshaka, llamado por los Brahmanas mediante los mantras, estaba a punto de ser absorbido por el fuego destructor.

Recibido por todos con gran respeto y cortesía, les habló a los presentes con sabias palabras y alabó la grandeza del sacrificio que se estaba llevando a cabo. Escuchándolo hablar con tanta elocuencia y bondad, Janamejaya se dirigió a los Brahmanas que lo asistían para llevar a cabo el sacrificio diciendo:

‘Este joven demuestra tener el conocimiento de un sabio anciano experimentado. Creo que es digno de recibir cualquier honor. Deseo regalarle unos dones. Denme permiso para suspender la ceremonia por un momento y luego vamos a reanudarla.’

‘No queremos poner en discusión el hecho de que cualquier Brahmana que muestre evidentes cualidades brahmanicas merezca absoluto respeto’, advirtieron los Brahmanas, ‘y que el deber de cada gobernante es concederle cualquier cosa que desee, o que pueda necesitar.

Pero, oh Rey, sospechamos que este joven ha llegado para obstaculizar el cumplimiento del sacrificio. No le prometas nada. Este no es el momento adecuado para dar caridad. El asesino de tu padre, Takshaka, se acerca y pronto verás que aparece en el cielo.

En pocos minutos se habrá logrado tu tan esperada venganza. Espera, entonces, porque tenemos buenas razones para creer que tu generosidad puede resultar fatal.’

Janamejaya se quedó sin palabras. No sabía qué hacer. En su opinión, sentía que esas recomendaciones estaban en lo cierto, sin embargo, uno de sus principios fundamentales siempre había sido nunca retraerse frente al pedido de un Brahmana, y nunca había pasado por alto lo que consideraba era un voto solemne.

Finalmente, decidió arriesgarse.

‘Oh, joven ermitaño’, resumió, ‘pídeme lo que quieras y yo te lo daré.’

Al mismo tiempo, sin embargo, rezó al Hotri con prisa, para no perder tiempo y acelerar la llegada de Takshaka y su destrucción en el fuego.

Mientras Astika reflexionaba, apareció el Naga gigantesco, similar a una gran nube negra portadora de tempestad, aun todavía aferrado a Indra. En ese momento los dos estaban cayendo como flechas en dirección del fuego sagrado, y comprobando que el peligro era inminente, Indra se liberó y huyó precipitadamente, abandonando al amigo a su suerte. Janamejaya, excitado, presionaba al sacerdote porque era urgente acelerar la caída de Takshaka, mientras el joven Brahmana miraba con toda tranquilidad.

En ese momento, Astika solicitó:

‘Oh, Rey glorioso, no deseo ni riquezas ni honores; solo te pido que este sacrificio sea detenido de inmediato.’

En ese momento, Janamejaya se alarmó ante dichas palabras.

‘Oh, Brahmana, ¿por qué quieres esto? La muerte de aquel asesino es de suma importancia para mí, sin embargo, a ti no te importa. Te puedo dar una enorme riqueza, propiedades y todo mi reino, pero déjame la venganza a mí.’

Sin embargo, Astika repitió la petición.

‘No necesito nada. Tanto las riquezas como el poder temporal me son indiferentes. Todo lo que pido es que este sacrificio se suspenda para siempre.’

Janamejaya miró a los Brahmanas presentes para pedir asesoramiento, y todos estuvieron de acuerdo en lo que era justo hacer.

Ellos alegaron:

‘Oh, Rey, de forma incauta haz hecho una promesa, y ahora no puedes volverte atrás. Si no deseas que tus actos piadosos se cancelen inmediatamente, y si no quieres mancharte con el deshonor de la mentira por haber roto una promesa, tienes que parar este yajna sin más preámbulos, incluso si tu enemigo está muy a próximo a la muerte.’

De mala gana, Janamejaya ordenó la suspensión del sacrificio y Takshaka logró salvarse.”

 

Esta es una sección del libro “Maha-bharata Vol. 1”, en Espanol.

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