Sin prisa, Visvamitra prosiguió diciendo:
“En realidad, he venido aquí con una petición específica que surge de problemas que dificultan mi tranquilidad y la de los otros ermitaños con los que vivo. Vine a pedir su ayuda.”
Dasaratha se alegró de poder hacer algo por un sabio tan famoso.
“Cualquiera que fuera el obstáculo, asume que ya no existe,” respondió Dasaratha con entusiasmo. “Nada en este mundo debe obstaculizar la vida de aquellos que trabajan con su propio espíritu en beneficio de todos. Dime, ¿cuál es tu problema?”
“En este período,” dijo el asceta, “estamos llevando a cabo ceremonias de sacrificio de gran importancia, pero dos Raksasas nos impiden realizarlas, perturbando el procedimiento planeado. Arrojan cosas sucias y contaminadas a la arena que siempre debe mantenerse limpia. Me gustaría que mataran a los dos malvados, Maricha y Subahu, y que la paz regresara a nuestras vidas.”
Esta es una sección del libro “Ramayana (Tal como es)”, en Espanol.
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