“Habían pasado muchos años, y Pratipa se había convertido en un anciano, por lo que se retiró al bosque para pasar los últimos años de su vida en el servicio devocional y en meditación.
Santanu había heredado el trono de su padre y gobernaba con la misma rectitud y capacidad.
Todavía joven, era especialmente aficionado a dar largos paseos por las orillas del Ganges, solo, absorto en unos estados de ánimo tranquilos y pacíficos. Se sentía satisfecho porque la gente estaba feliz con su forma de gobernar, respetaban las leyes y vivían en paz.
Un día, mientras caminaba sin rumbo por las orillas del río sagrado, vio a una hermosa joven que venía hacia él sin que nadie la acompañara, mirándole con insistencia. La situación era algo inusual porque la puesta del sol se acercaba y por lo general, a esas horas las jóvenes no caminaban solas. Se le acercó.
‘¿Qué haces por aquí sola?’, Santanu preguntó suavemente. ‘El día está a punto de terminar y el sol ya se ha escondido detrás del horizonte. Pronto estará oscuro y es peligroso pasear sin compañía’.
Ella no respondió.
‘Tienes una apariencia suave y dulce’, Santanu continuó diciendo, ‘y tu belleza es irresistible. Me causas curiosidad. Dime, ¿quién eres y de dónde vienes? ¿Quién es tu marido y quienes son tus padres?’
‘Yo no tengo marido; soy una joven soltera’, dijo ella, ‘y estoy caminando por estas costas sin razón alguna y sin un destino preciso. En cuanto a mi nombre y procedencia, no quiero, por ahora, revelárselo a nadie. Más bien, díme, ¿quién eres tú? Por la vestimenta que usas pareces un Kshatriya de origen noble.’
‘Mi nombre es Santanu, contestó él, y soy el Rey de esta tierra. No importa que ahora no me digas tu nombre, sin embargo, ya has ganado mi corazón y me gustaría tenerte a mi lado como mi esposa.’
La joven sonrió. El Rey era un hombre joven, encantador y de apariencia valerosa; ella también se sentía atraída por él.
‘¿Cómo podría rechazar esta oportunidad? Acepto,’ asintió ella. ‘Por supuesto que acepto, pero necesito establecer algunas condiciones.’
Al oír aquellas palabras, Santanu se sintió feliz. Esa joven tenía una voz tan suave, casi melodiosa, que ablandaba el corazón. Él se sintió secuestrado por aquella belleza celestial y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por tenerla con él.
‘Yo soy el Rey de vastos territorios y no tendré dificultad para cumplir cualquier deseo. Dime lo que quieres y lo tendrás.’
La misteriosa joven enfatizó:
‘Nunca pretendas saber mi nombre o mi origen, ni discutir ni criticar nada de lo que haga, incluso aquellas acciones que parezcan las más extrañas. Si aceptas estas condiciones sin siquiera saber por qué, estaré feliz de casarme e irme a vivir contigo. Pero si transgredieras este pacto, me iré de inmediato. Entonces, piénsalo bien.’
El Rey estaba tan encantado con la joven que ni siquiera pensó en lo que podría pasar y aceptó todas las condiciones. Juntos fueron a Hastinapura y pocos días después se celebró la boda.
Esta es una sección del libro “MAHA-BHARATA (Tal Como Es): vol. 1 de 2 (Espanol)”.
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