Śrīla Prābhupada cuenta una historia sobre el origen de la cebolla y el ajo
Del Diario Trascendental de Hari-sauri Prabhu
22 de diciembre 1976 – Poona
Los Malhotras son los dueños de la empresa de alimentos “Weikfield Products”, que se creó hace veinte años. Tienen una gran casa moderna, Malhotra Bhavan, situada en varias hectáreas de terreno bien cuidados en 116 Koregaon Park, que, inusual para la India, tiene una piscina de tamaño moderado. En la casa, Śrīla Prābhupada fue presentado a las esposas de los tres hermanos y a algunos de sus hijos.
Como yo me ocupé de llevar del auto platos y tazones de plata de las maletas de Śrīla Prābhupada para el desayuno, Hari Dās escoltó a Su Divina Gracia a la casa. Unos minutos más tarde salió sonriendo y me dijo de una historia inusual que Śrīla Prābhupada había narrado a nuestros anfitriones. Las mujeres habían preguntado a Śrīla Prābhupada qué le gustaría comer, y su respuesta inicial fue decir “nada”. Él declaró que estaría satisfecho con todo lo que quisieran ofrecerle. Pero luego añadió, como medida de precaución, que no debía haber ni cebolla ni ajo. Sabíamos que este es uno de nuestros estándares, pero todavía estábamos curiosos de saber por qué.
Prābhupada dijo con una sonrisa que el consumo de la cebolla y el ajo es tan malo como comer carne de vaca. Y él les contó una historia acerca de un rey musulmán, una vaca y un brāhmaṇa.
Para los musulmanes, masacrar vacas es un asunto regular. Este rey particular, sin embargo, antes de sacrificar a la vaca, llamaba a un brāhmaṇa y el brāhmaṇa ofrecía oraciones diciendo al oído de la vaca que “en esta vida estas personas te asesinarán, pero en la otra vida tendrás la oportunidad de matarlos”.
Una vez llegó un brāhmaṇa, quien se sintió lujurioso y también quiso comer carne de vaca. Sin embargo, el sistema era que no se le permitía ver cuando sucedía la muerte de la vaca, se suponía que solo debía ofrecer sus oraciones y luego irse, así que se escondió en una esquina y fue testigo de la matanza. Después de que los musulmanes habían tomado su parte de la vaca muerta y se marcharon, el brāhmaṇa llegó a ese lugar y se encontró con un tobillo de la vaca. Debido a que no se suponía que comería todo tipo de carne, tomó el tobillo de la vaca, lo llevó al bosque y lo enterró con el plan de regresar en la noche, cocinarlo y comerlo. Cuando regresó, desenterró el tobillo de la vaca y se encontró con la gran sorpresa que se había convertido en cebolla y ajo.
Hari Dās comentó que Prābhupada había dicho a los Malhotras que la pezuña de la vaca se había transformado en ajo y el tobillo se había convertido en cebolla; el ajo se parece a la pezuña de una vaca, y al igual que el tobillo de la vaca tiene varias capas de carne, de manera similar la cebolla tiene varias capas y es el color de la carne. Terminó la narración diciéndoles que cuando uno come ajo, queda mal olor en la boca y cuando se corta la cebolla hace que las lágrimas salgan de los ojos. Las lágrimas aparecen porque la vaca lloraba ya que en Kali-yuga incluso los brāhmaṇas quieren comer cebolla. A la familia les encantó la historia y se comprometieron a no servir nada con cebolla y ajo.
Agradeciendo a usted
Su sirviente
Krishna Chaitanya Das
(Artículo tomado del sitio ISKCON Desire Tree. Ver artículo original)
Algunos comentarios de Śrīla Prābhupada sobre el no uso de la cebolla y el ajo:
“Si uno es sincero es iniciado, y esta etapa es llamada bhajana-kriyā. Luego uno se ocupa efectivamente en servir al Señor, cantando regularmente el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa dieciséis rondas al día, y se abstiene de la vida sexual ilícita, de las drogas y el alcohol, de comer carne, y de los juegos de azar. Gracias al bhajana-kriyā uno logra liberarse de la contaminación de la vida materialista. Él ya no va a restaurantes u hoteles para probar los así llamados platos sabrosos preparados con carne y cebollas, ni se interesa por fumar o por beber té o café. Él no únicamente se abstiene de la vida sexual ilícita, sino que evita la vida sexual por completo. Él tampoco se interesa en perder su tiempo especulando, o con juegos de azar. Se debe entender entonces que uno se está limpiando de las cosas indeseables (anartha-nivṛtti)”. (Upadeśāmṛta, texto 7, significado)
Ajo y sebolla
Una vez la esposa embarazada de un sabio quien había ejecutado un sacrificio gomedha tuvo un muy fuerte deseo de comer. Ella había escuchado que, durante el embarazo, alguien que desea comer y no se satisface, el niño recién nacido siempre tendrá saliva saliendo de su boca. Esto puede ser problemático, tanto como para la madre como para el niño.
La esposa del sabio tenía un fuerte deseo de comer carne, y de esa manera a hurtadillas tomó un pedazo de carne del cuerpo de la vaca que estaba siendo ofrecida en sacrificio. Ella lo escondió y planeó comerlo muy pronto. Más tarde, el sabio había finalizado el sacrificio y pronunciado todos los mantras para que la vaca volviera a la vida. No obstante, cuando él vio la nueva vaca, se percató que le faltaba una pequeña parte en su lado izquierdo. Él se sorprendió porque esto nunca antes le había pasado. Él entró en meditación y se dio cuenta que su esposa había tomado un pedazo de carne durante el sacrificio.
Por el efecto de los mantras pronunciados por el sabio, ahora existía la vida en ese pequeño pedazo de carne. La esposa también entendió lo que había ocurrido, y rápidamente arrojó lejos la carne. Inmediatamente después, lentejas rojas brotaron de la sangre de esa carne, ajos brotaron de los huesos (tanto el ajo como los hueso de vaca son blancos), y cebollas y zanahorias brotaron de la carne.
De esa manera estos alimentos nunca deben ser comidos por ningún Vaishnava. Son alimentos en la modalidad de la ignorancia.
Un devoto puede preguntar:
¿Por qué nuestro Prabhupada, Srila Bhaktivedanta Swami Maharaja, permitió comer zanahorias si eran tan malas?
La respuesta es bondadosamente dada por Srila Prabhupada mismo, en Boston, en 1969. Él dijo:
“Si yo te digo todas las reglas y regulaciones ahora, desfallecerías. Así que por ahora, sigue todas las reglas que yo he dado, y obtén el equilibrio cantando Hare Krsna”.
El también decía a menudo que estaba siguiendo las directivas dadas por su Guru Maharaja, es decir, inducir primero a los occidentales a cantar Hare Krsna, y en la medida que ellos queden más y más establecidos en ello, introducir las reglas y regulaciones gradualmente.
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