De vuelta en el palacio, Ravana encontró a Surpanakha esperándolo. Cuando la vio herida y llorando, sintió que su pecho se hinchaba de rabia y odio hacia quien había herido a su hermana. Surpanakha, que no quería más que venganza, lloró y gritó entre sollozos.
“Todos saben que no hay nadie más valiente que tú en todos los mundos, pero parece que no quieres ayudar a tu hermana, que fue humillada y herida por dos seres humanos insignificantes. ¿Cómo puedes esperar que la gente te siga respetando si no vengas la muerte de tus hermanos Khara y Dussana? Todos pensarán que le tienes miedo a Rama y ya nadie aceptará tus órdenes. Si haces esto, en poco tiempo perderás el puesto que te has ganado con tanto esfuerzo.”
Al ver la indecisión de su hermano, Surpanakha pensó en aprovechar otros sentimientos.
“Además, te aseguro que después de ver a Sita,” continuó, “comprenderás lo que realmente es la belleza. Créeme. Secuéstrala, hazla tuya y venga el honor herido de tu raza.”
Esta es una sección del libro “Ramayana Tal Como Es”, en Espanol.
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