A pesar de que aquellos contra los que lucharía eran sus propios familiares y amigos, Vibhisana pensó que la verdad era más importante que los lazos familiares temporales. Indignado, abandonó la ciudad.
Poco después, Ravana lamentó haber tratado a Vibhisana de esa manera y lo mandó a buscar, pero no fue encontrado.
En menos de una hora Vibhisana llegó al lugar donde los ejércitos de Rama estaban acampados y anunció su llegada. Su llegada provocó mal humor. Muchos Vanaras se mostraron cautelosos, pero Hanuman lo reconoció y recordó cómo lo había defendido de la opinión de todos los demás.
Vibhisana fue aceptado como amigo y aliado y llevado ante Rama. Hizo una reverencia respetuosa.
“Rama, soy Vibhisana,” dijo, “el hermano menor de Ravana y Kumbhakarna. En mi corazón, siempre he desaprobado las actividades demoníacas de mi hermano, incluso en el caso del secuestro de Sita, pero él no quiso escuchar mi consejo. Por enésima vez hoy traté de hacerle entender cuáles son las cosas correctas que debe hacer y me insultó. Ya no quiero estar del lado de los malvados opresores, así que me gustaría ayudarlos a ganar esta batalla. Sé todo sobre Ravana, sus soldados y las fortificaciones de Lanka, y te haría una valiosa contribución.”
A pesar de la desconfianza de muchos, Rama, que sabía leer el corazón de las personas sinceras, lo aceptó como amigo. Así, el justo Vibhisana se unió a Rama.
Mientras tanto, los espías Raksasas, que estaban dispersos por todas partes, informaron al rey que el ejército de los Vanaras se acercaba.
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